2007 Septiembre

  1. La Revista Colombiana de Ortopedia y Traumatología, como órgano oficial de la sociedad Colombiana de Cirugía Ortopédica y Trumatología, publicará artículos de la especialidad o relacionados con ella, previa aprobación del comité editorial.
  2. Los trabajos, salvo circunstancias especiales, deben ser inéditos y suministrados del editor y exclusivamente a la revista. Su reproducción total o parcial debe contar con la aprobación dar crédito a la publicación original.
  3. Los trabajos deben ser remitidos a Revista Colombiana de Ortopedia y Traumatología ( Apartado Aéreo 91298 Santa fe de Bogotá) , en original en disquete de 3.5 pulgadas, compatibles, con sistema IBM PS2, preferiblemente en Word Perfec o en MSWord, y una copia en papel de éste, tamaño carta a doble espacio, empleando una sola cara del papel, y guardando un margen izquierdo de 4 cm. Deben venir acompañados de una carta del autor principal en donde se exprese claramente que el trabajo ha sido lído y aprobado por todos los autores, e igualmente informar si se ha sometido parcial o totalmente a estudio por parte de otra revista. El autor debe guardar copia de todo el material enviado.
  4. Cada componente del trabajo debe iniciarse en una nueva página de acuerdo a la siguiente secuencia: página del título, resumen y palabras clave, texto, resumen en inglés (summary), agradecimientos, bibliografía, tablas (cada tabla en página separada con su título y notas) y leyendas para las figuras.
  5. En la primera página se incluye el título corto que refleje el contenido del artículo, el nombre del autor y sus colaboradores con los respectivos títulos académicos y el nombre de la institución a la cual pertenece. Se señalan los nombres y direcciones del autor responsable de la correspondencia relacionada con el trabajo y aquél a quien debe solicitarse las separatas. Se especifican las fuentes de ayuda para la realización del trabajo en forma de subvenciones, equipos y drogas.
  6. El resumen de no más de 150 palabras, debe enunciar los propósitos del estudio o de la investigación, los procedimientos básicos, los hallazgos principales y las conclusiones.
  7. El texto debe incluir introducción, material y métodos, resultados y discusión; las abreviaturas deben explicarse y su uso limitarse. Su extensión no debe ser mayor de 30 páginas a máquina a doble espacio, tamaño carta, y se acepta un máximo de 5 ilustraciones.
  8. La bibliografía se enumera en orden alfabético y se escribe a doble espacio 
    • En caso de revistas: apellidos e iniciales del nombre del autor y sus colaboradores (si son más de 5 puede escribirse, después de los 3 primeros, et al o cols.; título completo del artículo, nombre de la revista abreviado según el estilo del Index Medicus, año de publicación, volumen, páginas inicial y final. Para el uso de la puntuación siga el ejemplo: Jones HR., Siekert RG., Neurologic manifestations of bacterial endocarditis. Ann Int Med, 1969; 71: 21-28
    • En caso de libros: apellidos e iniciales de todos los autores, título del libro, edición, ciudad., casa editorial, año, páginas inicial y final. Para el uso de la puntuación, sígase el ejemplo: Fenilchelo O. Teoría psicoanalítica d ela neurosis, 3a de, Buenos Aires: Editorial Paidós; 1966: 56
    • En caso de capítulos de libros: apellidos e iniciales de los autores del capítulo, título del capítulo, autores o editores del libro, título del libro, edición, ciudad, casa editora, año, páginas inicial y final. Para el uso de la puntuación, sígase el ejemplo: Drayer BP, Poser CM. “Enfermedad de inclusión citomegálica del SNC”. En Toro G., Vergara Y., Saravia J., Poser CM., eds. Infecciones del sistema nervioso central. Santafé de Bogotá: Fondo Educativo Interamericano S.A.; 1978 172-175.
  9. Las tablas y cuadros se denominarán tablas, y deben llevar numeración arábiga de acuerdo al orden de aparición. El título correspondiente debe estar en la parte superior de la hoja y las notas en la parte inferior. Los símbolos para unidades deben aparecer en el encabezamiento de las columnas. Las unidades deben expresarse en el Sistema Internacional S.I. las fotografías, diapositivas, gráficas, dibujos y esquemas se denominan figuras, se enumeran según el orden de aparición y sus leyendas se escriben en hojas separadas. Al final de las leyendas de la microfotografías se debe indicar la colaboración y el aumento utilizado. Todo material como fotografías. Diapositivas, etc., deben ir marcados con su respectivo orden numérico y el nombre del trabajo o el apellido del autor. Las fotografías de las histologías serán sacadas a color, por lo tanto sus originales deben tener una buena reproducción. Si son gráficas o dibujos deben ser elaborados en cartulina blanca o papel vegetal con tinta china e indentificarse con el número de orden en la parte inferior. Si una figura o tabla ha sido previamente publicada se requiere permiso escrito del editor y debe darse crédito a la publicación original. Si se utilizan fotografías de personas, éstas no deben ser identificables; en caso contrario, debe obtenerse el permiso escrito para emplearlas.
  10. El comité editorial podrá seleccionar como editorial aquel trabajo que merezca destacarse por su calidad y su importancia para nuestra especialidad.
  11. Se consideran actualizaciones aquellos trabajos que contienen una completa revisión de los adelantos recientes ocurridos en un campo específico de la ortopedia.
  12. Comunicaciones breves son aquéllas que presentan la opinión o experiencia personal del autor sobre un tema que se considera de interés para la ortopedia. Puede acompañarse de una breve revisión.
  13. Presentación de casos son los trabajos destinados a describir uno o más casos que el autor considere de interés especial. Deben constar de resumen, descripción detallada del caso y discusión.
  14. Las cartas al editor son comentarios cortos sobre algún material previamente publicado por la Revista Colombiana de Ortopedia y traumatología.
  15. La Revista Colombiana de Ortopedia y Traumatología no asume ninguna responsabilidad por las ideas expuestas por los autores.
  16. Para las citas de referencias la abreviatura de la Revista Colombiana de Ortopedia y Traumatología es Rev. Col. Or. Tra.
  17. Los artículos serán sometidos al proceso de revisión editorial, en donde podrán ser modificados, cambiados o corregidos por los editores, para mejorar la redacción, gramática, ortografía y presentación. El autor correspondiente recibirá una prueba (galera) que él debe revisar cuidadosamente, aportando los cambios mínimos indispensables y aclarando las dudas de los editores.
La educación en ortopedia en tiempos modernos

El concepto de educación ha sido cambiante desde sus comienzos; sin embargo, es probablemente en los últimos cincuenta años que ha aumentado la investigación en este campo, dando como resultado una revolución educativa en la cual se ha cambiado de protagonista, de metodología, de espacio, y se ha modifi cado el diseño curricular. Los programas de formación de ortopedistas deberían girar en el mismo sentido.

El profesor, como actor principal, fue reemplazado por un discípulo activo que decide, con la guía de su maestro, qué necesita aprender, en qué fuentes va a buscar la información, en qué tiempo y horario lo va a hacer, entre otros. De suponer que el alumno era una botella vacía que debía ser llenada de conocimiento y habilidad, se pasó a reconocer que existe una base importante sobre la cual se fundamenta el aprendizaje. Probablemente el estudiante de posgrado prefi era un acompañamiento en el camino que le permite estructurar su perfil profesional.

De las clases magistrales en las que el poseedor de la verdad exponía su sabiduría y experticia en un campo (o varios), se ha avanzado al autoaprendizaje, donde el discípulo explora varias fuentes (incluyendo a su maestro), y construye su conocimiento. Además, se han explorado otras técnicas que soportan el aprendizaje. En general, el plan de estudios de cualquier residencia está fundamentado en el futuro quehacer del especialista. Aunque no se dan clases magistrales, tampoco se estimula el autoaprendizaje, ni siquiera se otorga el tiempo para que el residente estudie, investigue, en fin, construya su conocimiento.

Los espacios fríos y sobrios se han cambiado por aquellos que remedan el futuro sitio de desempeño de los profesionales, y las actividades de formación se parecen a las que se realizarán durante el desempeño profesional. En los programas de residencia no cabe duda que el sitio ideal es el hospital, donde se llevan a cabo todos ellos. Sin embargo, se debe revisar el tiempo que los alumnos pasan en salas de cirugía contra el de la consulta externa, donde se toman importantes decisiones y conductas con los pacientes, y donde en general el ortopedista realiza más del 50% de su ejercicio. Las labores asistenciales priman sobre las académicas. Obviamente no es posible desconocer la importancia que las primeras tienen, pero se debe respetar el tiempo para los seminarios, los clubes de revistas, los talleres, etc. Se debe crear el espacio para la simulación clínica, la educación continuada, entre otros.

Cada vez más se utilizan los espacios virtuales, algunos programas de educación, especialmente de posgrados, se estudian en su totalidad por Internet. Es imposible asegurarlo, pero es probable que las residencias sólo tendrán en Internet soporte, pero no serán virtuales.

Los currículos se basan en la futura realidad profesional del alumno, buscando que éste adquiera no solo conocimientos pertinentes, sino que además se convierta en persona competente, con habilidades y, sobre todo, con actitudes que lo comprometan con su sociedad. Sobre esto se debe fundamentar el plan de estudios de cualquier residencia. Además de poseer la destreza de operar con tecnología de punta y utilizar implantes de última generación, el ortopedista colombiano debe ceñirse a la realidad social, económica y epidemiológica del país. El plan de estudios debería incluir formación en aspectos éticos, legales y de salud pública.

Todo lo anterior exige de los directores de programas y los docentes formación en educación. Tal vez en este momento no sea sufi ciente ser experto en una o varias áreas de la ortopedia para llevar esta gran responsabilidad, sino que sea indispensable que en cada programa uno o varios profesores sean además profesionales en el campo pedagógico, lo que les permitirá tener en cuenta aspectos primordiales en el diseño y la puesta en marcha de los posgrados.

Dra. Sonia Quevedo Blanco* * Ortopedia y traumatología pediátrica, Universidad Nacional de Colombia.

Donald H. O’Donoghue (1901-1992)

Donald H. O’DonoghueEste pionero de la cirugía ortopédica revolucionó el tratamiento de las lesiones de rodilla, pues su controvertido trabajo en los años cuarenta y cincuenta demostró que la reparación quirúrgica de los ligamentos de la rodilla aseguraba una recuperación óptima de las lesiones; fue considerado el padre de la medicina del deporte al desafi ar conceptos convencionales de su época y ayudar a crearla como subespecialidad, de la que fue su primer presidente. Su interés en la anatomía y en la mecánica de cicatrización de ligamentos lo llevó a entender las lesiones de la rodilla como pocos ortopedistas en esos años. Su teoría de trabajo era que los ligamentos de la rodilla, incluyendo el cruzado anterior, necesitaban ser reparados quirúrgicamente para recuperarse de manera óptima. Sus ideas fueron ridiculizadas y confrontadas en numerosos simposios y congresos y, con el paso del tiempo, los benefi cios de sus ideas en la recuperación de los atletas le mereció el respeto mundial.

El doctor O´Donoghue nació en Iowa en 1901, y estudió medicina allí. Sin embargo, se convirtió en el primer residente del programa de la Universidad de Oklahoma en 1929. Se quedó allí como docente en ortopedia pediátrica en sus primeros años. Por esos años, como médico de los equipos de fútbol de Oklahoma, empezó a ver numerosas lesiones de rodilla que en ese tiempo se manejaban inmovilizándolas en cilindros de yeso y rezando por un buen resultado. Entonces comenzó a teorizar creyendo que la reducción abierta tenía que dar mejores resultados que el método tradicional, y se dedicó a estudiar la literatura europea y la cicatrización de ligamentos en laboratorios de anatomía y biología y, posteriormente, perfeccionó su técnica quirúrgica en perros y luego en los jugadores de su equipo de fútbol que retornaban al campo deportivo después del manejo de sus lesiones con cirugía. Acompañó a su equipo de fútbol 41 años sin cobrar estipendios.

Su carrera académica avanzó hacia el cargo de profesor y luego de jefe del Departamento de Ortopedia y Traumatología del Hospital Universitario. Le encantaba operar, era un maestro de la cirugía, y sus pacientes lo adoraban. Algunos de sus pacientes futbolistas jocosamente lo llamaban el doctor “Bisturí”.

La “triada triste de rodilla” fue descrita por O´Donoghue en 1950, y fue uno de sus aportes más valiosos.

“Solamente una meta se permite en el tratamiento del atleta joven, vale decir, la recuperación completa. Si el paciente no se recupera completamente, no continúa siendo un atleta.Una lesión particular que no ha recibido un buen tratamiento, y menos un tratamiento excelente a través de los años, es aquella producida por abducción y rotación externa de la rodilla sobre el fémur, con aquella triada triste: 1) ruptura del ligamento colateral medial, 2) daño del menisco medial, y 3) ruptura del ligamento cruzado anterior”.

Él observó que el diagnóstico inmediato era más fácil que el diagnóstico tardío, y aconsejaba la reparación de todas las estructuras en vez de la reconstrucción tardía.

En 1962, el doctor O´Donoghue publicó lo que muchos consideran la Biblia de la medicina del deporte: El tratamiento de las lesiones de los atletas, que tuvo tres ediciones hasta 1980 y, aunque agotado actualmente, sigue siendo un texto de referencia. O´Donoghue dictaba cursos de instrucción sobre medicina del deporte en la AAOS –que se llenaban para sorpresa de todos– y dirigía los comités sobre lesiones deportivas de la Academia Americana de Cirugía Ortopédica.

En 1972, O´Donoghue, Rockwood, Larson, y otros 25 ortopedistas, formaron la Sociedad Americana de Medicina Deportiva, de la cual fue su primer presidente. También fue presidente de la Asociación Ortopédica Americana. Continuó trabajando hasta los 83 años, operando entre 80- 90 casos por mes. Murió en 1992, dejando un gran legado a las generaciones futuras de ortopedistas dedicados a las lesiones deportivas.

Referencias Bibliograficas
  1. Traducido y modifi cado de Beadling L. Orthopaedics Today Homepage Monographs; 2001.
  2. Rang M. The Store of Orthopaedics. WB Saunders Co. Philadelphia; 2000.

Dr. Jochen Gerstner Bruns

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